Amores teatrales – parte 3
Después de haber reseñado sobre la tragedia en Romeo y Julieta, y el melodrama en La Dama de las Camelias, ahora pasaremos al terreno de la pieza en el teatro.
El 21 de diciembre de 1879 se estrena la obra Casa de Muñecas, de Enrique Ibsen, escritor noruego. La obra trata uno de los temas más espinosos que comenzaba a hacer su aparición en la época, y fue muy criticada en su momento. Quizá hasta nuestros días, es una obra que al ser representada sacude a la sociedad. Aunque Ibsen negó que fuera una obra feminista, en realidad se le considera por muchos críticos como la primera obra verdaderamente feminista.
La obra trata de Nora Helmer, quien considera que lleva una vida felizmente casada al lado de Torvaldo Helmer, con dos hijos pequeños. Él es un funcionario del banco, quien celebra que pasando las fiestas de Navidad asumirá el puesto de Director del Banco. Torvaldo tiene un subordinado, Nils Krogstad, quien se tiene planeado despedirlo debido a actos de corrupción. Krogstad intenta por todos los medios recuperar su honra ante la sociedad y para ello chantajea a Nora. Nora trata de convencer a su esposo de que lo deje seguir trabajando, pero él se niega rotundamente. Para ello intercede Linde, una amiga de Nora, con Krogstad, quien a cambio de que Linde viva con él se retracte y se salve el matrimonio de los Helmer. Para esto, Krogstad envía una carta donde informa lo sucedido, del secreto de Nora, y Torvaldo se entera.
Contrario a lo que se piensa, en vez de que Torvaldo esté agradecido por la información de Krogstad, se enfurece con Nora, y la recrimina, la humilla y la juzga. Para esto, Torvaldo recibe los papeles de Krogstad, un contrato, con los que ahora verdaderamente se han salvado tanto él como su matrimonio, de tal forma que Krogstad ya no tiene nada en contra de los Helmer. Torvaldo intenta reconciliarse con Nora, sin embargo, ella ha cambiado completamente. Se ha dado cuenta de que ella solo es una muñeca grande, un adorno, como cuando era pequeña y era la hija de su padre. Entonces, considera que, para ser una buena esposa y una buena madre, primero tiene que ser una buena persona, un ser humano, y toma la decisión de abandonar su hogar de manera indefinida para encontrarse consigo misma.
Como mencioné anteriormente, estamos ahora en el terreno de la pieza psicológica. Ahora el amor no es tratado desde el punto de vista de la tragedia, ni del melodrama, sino desde el cambio radical del papel de la mujer en la sociedad y en el matrimonio, se trata de la desobjetivización de la mujer. Aunque la decisión de Nora es bastante radical, ejemplifica un cambio profundo en las motivaciones psicológicas de ella, quien ahora se asume como un ser humano, quien tiene capacidad para tomar sus propias decisiones y con la responsabilidad de aceptar las consecuencias de sus actos.
Casa de Muñecas no es una historia de amor per se, sino que es algo que se percibe como una motivación al inicio de la obra como parte del matrimonio en el que están involucrados Nora y Helmer. Con el desarrollo de los acontecimientos, Nora se percata que el amor no basta para mantener el matrimonio, y que más bien todo parece una farsa, un juego, un intento de mantener la decoración y las apariencias del matrimonio perfecto. Ese es un mérito importante de esta obra, cuando por primera vez se tocan las realidades sociales del matrimonio, así como las posturas de cada uno de los participantes del mismo.
Con esta obra se abren las puertas del naturalismo en la literatura, para dar paso a los aspectos psicológicos y espirituales en el arte. Por primera vez los personajes se enfrentan a fuertes contradicciones anímicas y espirituales, y se caen las máscaras, las caretas que dan vida a las ilusiones sociales. Se critica la moral burguesa y se abre paso a la libertad del hombre para elegir. Esto marcará las obras siguientes de grandes autores del S. XX como Marcel Proust, Franz Kafka y James Joyce. La aparición del psicoanálisis a finales del S. XIX y su posterior desarrollo en el S. XX, nos enfrentó al mundo del inconsciente, de los temores, angustias, anhelos, deseos, y de los profundos conflictos de la psique humana que se encontraban encerrados y que a veces nos parecen monstruosos.
La actriz que se atreva a representar a Nora, realizará un fuerte trabajo emocional como lo podría hacer también con Julieta o con Margarita Gautier, sin embargo, el cambio de conciencia será resultado de dicho trabajo que la dejará profundamente marcada.
Definitivamente, Casa de Muñecas, es el punto de partida para la literatura del S. XX en la que se expone la transformación del ser humano, con capacidad de autoconocimiento e introspección, para eliminar las caretas y las mentiras sociales, y elegir el camino de la libertad, pero que a su vez tendrá que asumir, como contrapartida, la consecuencia de la soledad como resultado de esta elección.