De felinos

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Hace un par de años llegó a mi casa un pequeño gatito naranja. No recuerdo en qué momento comenzó a visitarme, solo recuerdo que lo comencé a ver en el jardín, y que por ratos se escondía. Hasta que comencé a darle de comer, primero unas rebanadas de jamón en la puerta de la casa, y le gustaban. Así comenzó cada vez más a visitarme. No se asustaba, incluso comenzaba a entrar a la casa, y me ronroneaba. Yo le seguí dando de la comida que tenía, jamón, pollo, atún. Le comenzó a gustar tirarse a mi lado mientras estaba en clases en línea, o se subía a mi regazo y se quedaba dormido.

Con el tiempo, la relación se fortaleció. Le puse una camita, a la que gustaba ir a dormir después de comer, y luego se salía al jardín. A veces se iba quién sabe a dónde, pero siempre regresaba. Con el tiempo, hizo una rutina, le daba de comer en la mañana y luego en la noche, cuando llegaba a casa. Le gustaba echarse en los lugares que me sentaba, el sofá, en las sillas del comedor, en mi cama. Él siempre estaba limpio, sin pulgas. Cuando llovía, se quedaba adentro de la casa, y le limpiaba sus patitas o lo secaba, a lo que se dejaba muy bien. Sin embargo, hace unas semanas dejó de venir. Un domingo de repente, cuando me pidió salir en la madrugada, le abrí la puerta y salió.
Desde entonces no lo he vuelto a ver.

Todos los días abro la puerta para ver si llega, pero nada. Me han dicho mis amigos que así son los gatos, y que seguramente volverá. Yo no lo creo, es posible que haya sido adoptado o que fuera de una familia que se mudó de la zona y se lo llevaron. Espero que donde quiera que esté, esté bien. Lo extraño mucho porque alegraba mis días, me hacía compañía como solo un gato sabe hacerlo, en silencio, sin molestar, sin interrupciones.

Todo esto lo estaba procesando cuando cayó en mis manos un libro llamado El gato que venía del cielo, del autor japonés Takashi Hiraide. Él nació en la localidad de Moji, Kytakyushu, en 1950. Inicialmente trabajó como redactor en una editorial para después dedicarse a la escritura. Entre sus obras se destacan una pequeña biografía, libros de viajes, una compilación de cartas y poemas.

Actualmente es profesor de Ciencia del Arte y Poética en la Universidad de Tama. Su primera novela es El Gato que venía del cielo, traducida al francés y al inglés con mucho éxito y que ganó el premio Kiyama Shohei en 2002.

La novela, que tiene un carácter autobiográfico, trata de un matrimonio japonés, quienes se dedican a la redacción y corrección de textos de manera independiente. Se mudan a un departamento interior, y al lado de ellos viven dos ancianos, en Tokio. En una vivienda colindante vive una familia con un niño pequeño, con quienes al poco tiempo llega otro miembro de la familia, un gato llamado Chibi. Con el pasar del tiempo, con es de esperarse, el gato va más allá de los muros de su vivienda y se vuelve un visitante habitual. Así comienza una historia llena de poesía.

En una primera instancia, la novela es la historia de una pareja solitaria, de lo místico y fascinante de la vida de los felinos y de la forma en que se transforma la sociedad japonesa. Sin embargo, también es un relato contemplativo, donde todos son protagonistas a su manera, desde las libélulas que visitan el jardín, el olmo del vecino y hasta la luz que atraviesa el callejón de la casa. Es un relato que va más allá de lo evidente, y que raya en un nivel introspectivo sobre el significado de la vida y la cotidianeidad.

El gato que venía del cielo, es una novela breve, apenas tiene más de 150 páginas, que conquista a todo lector que se abre a la poesía del autor encerrada en su prosa, una prosa que nace desde lo más íntimo y cotidiano. Esta novela me hizo recordar todos los momentos vividos junto a mi pequeño visitante, la forma en que nos encariñamos y cómo llegamos a convivir, no sin derramar alguna lágrima pensando en él. Esta es una historia tranquila, con una intriga sutil, pero que nos proporciona una mirada consciente a todo lo que compone la vida diaria.

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Jesús Daniel González

Entre letras… Recorreremos el pensamiento y las historias de grandes autores que nos inspiran y nos impulsan a ser mejores humanos cada día. Jesús Daniel González es psicólogo veracruzano, bibliófilo de corazón, egresado de la Universidad Cristóbal Colón, y con maestría en Alta Dirección por la Escuela Bancaria y Comercial. Tiene 30 años de experiencia en administración y recursos humanos y 20 años en la docencia universitaria. Actualmente, está incursionando también en el mundo de la práctica privada de la Psicología.


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